Cómo llevarte bien con un gato
¿Te cuesta llevarte bien con los gatos? Si tienes paciencia y sigues estos pasos podrás encontrar en un felino a tu mejor amigo.
El carácter independiente de los gatos es bien conocido. Para muchos, llevarse bien con un gato puede parecerles una ardua tarea. Pero nada más lejos de la realidad. Si sigues estos consejos conseguirás abrir el corazoncito de cualquier gatito.
Muchas son las ocasiones en las que un gato hace como si no existieses. Esa faceta de arisco y antipático es pura fachada. Para llegar a ellos es necesario establecer una buena comunicación que les dé confianza.
Debemos tener en cuenta de que los gatos son territoriales y cazadores, lo que marcan y condicionan su comportamiento. Esto significa que él es el que debe darte permiso para entrar en su territorio, no el dueño de la casa que visitas. Por otro lado, el instinto cazador le lleva a estar incómodo con extraños convirtiéndote en una amenaza si no perteneces a su círculo de confianza.
El mejor consejo que podemos darte es ¡RELÁJATE! Los animales tienen un sexto sentido para oler la tensión y el miedo. Lo mejor que puedes hacer es no hacer nada. No fuerces al gato acercándote con caricias y carantoñas. Si lo haces podrías provocarle y enfadarle, ya que no perteneces a su círculo de confianza. Muéstrate humilde y déjale su espacio. Recuerda que él es el dueño del territorio.
Cuanto menos caso le hagas, más curiosidad sentirá por ti. Poco a poco se irá acercando para darte el visto bueno y considerar si eres o no de confianza.
Una vez se haya acercado a ti, el gato merodeará por tu alrededor. Con esto está comprobando tu comportamiento. Aquí pueden darse 3 casos:
- Sales corriendo: eres una presa.
- Te apartas con desagrado: no eres digno para él.
- Te quedas más o menos estable: podéis comenzar una relación de amistad.
Una vez ha permitido que le acaricies, comenzará a posar hormonas sobre tu persona para que puedas formar parte de su entorno. Esto lo hace posando sus patitas sobre ti o acariciándote con la cabeza. Estos movimientos forman parte de su ritual de amistad. Si se enrolla en tus piernas o acerca la cabecita a tu cuerpo, ya puedes considerarte su amigo.